Enamorarse y desenamorarse es cosa de abrir y cerrar lo ojos, en este caso, los cerraremos.
Primero necesitará una persona, no importa el sexo, este asunto no es de discriminación. Ya que lo haya seleccionado respire profunda y repetidamente, mire al cielo como si necesitara ver lo azul que éste es.
Ya que este lo suficientemente repleto del cursi oxígeno proseguiremos...
Busque las virtudes de la persona ya elegida y después de un gran examen, exagerelas; si es una, cuentela por un millón y multipliquela por un ciento más; mire sus defectos y nieguelos con ganas.
Defienda a su ser amado si la situación lo requiere, en este caso puede dramatizar utilizando su, ya un poco torcida, imaginación. Haga creer a su atacante que es cierto cualquier cosa que sale de su boca en referencia de su amado.
En su ausencia vuelva respirar profunda y repetidamente diciendo, a voz de conciencia, el nombre de su elegido. Ahora, exalte cualquiera de sus atributos físicos, tracelos con sus dedos torpemente, después, dibujelos en su mente una, otra y otra vez hasta que su cabeza no pueda concentrarse en algo más que no sea su figura.
Proclame a esta persona el poseedor del patético y ficticio mundo de su corazón.
Cree dramáticas escenas con aroma de romanticismo; comiencen con diálogos parecidos a estos:
"Sin ti no vivo", "Eres mi todo","Cuando llegas mi día empieza y cuando te vas termina", "Te robaré el aliento con el mío" ... Usen ademanes, jueguen con sus cuerpos. Déjense llevar ante las inexistentes cámaras y el público invisible que los vigila receloso.
Mi deber es decirle que no siempre es reciproco esto, así que si su elegido no lo ha elegido a usted, esto ha sido una pérdida de tiempo, trate de no deprimirse demasiado sólo lo justo y necesario. Ya que se sienta con fuerzas y ganas comience desde el principio y elija mejor.
Si todo salió según lo planeado, jueguen con eso unos días más, y cuando por fin se cansen de la novela, contactenos y les informaremos como abrir los ojos que han cerrado.